domingo, 19 de octubre de 2014

MEMORIA

                                          MEMORIA                                                                                          




Se denomina memorias a aquel relato que de una forma más o menos fiable describe los hechos y acontecimientos que el autor ha vivido como protagonista o testigo.
La distinción entre «memorias» y «autobiografía» no es clara. Por ejemplo,  la Real Academia define ambos términos de manera similar, de forma que pueden entenderse como sinónimos.; por otro, sin embargo, determinados autores apuntan a que es posible establecer distinciones. Básicamente, se conviene en que en las memorias el autor realiza una narración parcial de su vida, mientras que en la autobiografía lo que busca es referir su trayectoria vital de forma completa. Así, mientras que en la autobiografía, en última instancia, el autor pretende esclarecer la identidad alcanzada al final de su vida a través del relato de la misma, con lo que eso conlleva de atención a los múltiples aspectos que la condicionan. 
La memoria se caracteriza por contar solo una parte de la vida. 

                                                      EJEMPLO:


"Nací en una población en las cercanías de Atenas, en una familia de pescadores; comencé desde niño con los deberes de un hijo de pescador, tejiendo redes y fabricando arpones, para  poder pescar. Recuerdo que una vez fui con mi padre cuando niño, al Ágora, en donde se reunía la gente para comerciar, hablar y pasar el tiempo; escuchaba las conversaciones y discusiones de los filósofos y sofistas que pululaban por la plaza llevando tras ellos un séquito de  discípulos que los seguían como ovejas a sus pastores. En una ocasión en que acompañé a mi padre a vender pescado, vi cómo se burlaban de un mendigo, al que le arrojaban comida como si fuera un perro; me acerqué y vi que no todos se burlaban, había entre la muchedumbre varios que tenían al mendigo por un sabio, pregunté quién era y me dijeron que era Diógenes el sínico. Pasados los años ya siendo mayor,  hubo una ocasión en que vendía pescado en la plaza, volví a ver al mendigo, había mucha gente en torno a él, pues decían que alguien importante estaba hablando con Diógenes, ese alguien era un extranjero. Me entró curiosidad, de saber quién era el extranjero y de qué hablaba con Diógenes; pude abrirme paso entre la gente logré ver a Diógenes recostado en el suelo como siempre, y entonces escuché  lo que decían: El extranjero dijo llamarse Alejandro, dejando entrever que él era importante; a lo que Diógenes contestó, ¡yo soy Diógenes el sínico!, el extranjero preguntó a Diógenes  de qué forma podía servirle, a lo que Diógenes contestó, que podía servirlo apartándose, pues el extranjero le tapaba el sol, y diciéndole que no necesitaba nada más. Pasado un rato, pregunté  a los concurrentes quien era el extranjero, a lo que me contestaron que era Alejandro el Rey de Macedonia."




No hay comentarios.:

Publicar un comentario